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3 Días, 64 km: Mi Diario Personal de Senderismo en la Ciudad Perdida de Colombia (The Lost City Trek)

  • Foto del escritor: Santos Izaguirre
    Santos Izaguirre
  • 18 feb
  • 3 Min. de lectura



Todavía recuerdo vívidamente cada paso de mi trek de 3 días a la Ciudad Perdida, cubriendo 64 kilómetros a través de Ciudad Perdida Colombia. Este diario personal es un tributo a los desafíos físicos, los paisajes impresionantes y los momentos emocionales que definieron mi viaje en The Lost City Trek con Expedición Ciudad Perdida.



Día 1: El Despertar El viaje comenzó con una mezcla de emoción y nerviosa anticipación. Llegué al comienzo del sendero a primera hora, el cielo aún teñido con el primer rubor del amanecer. El aire era fresco y pesado con el aroma de la tierra y el follaje. Cuando nuestro grupo partió, sentí el primer aleteo de la aventura. Cada paso en el sendero suave y fangoso me recordó que me estaba aventurando en un reino empapado de historia y misterio.



Ese día, el camino fue suave pero implacable, una introducción gradual a los rigurosos desafíos que se avecinaban. Recuerdo que me detenía con frecuencia para recuperar el aliento y tomar fotos de la vibrante jungla. Nuestro guía mantuvo el ambiente ligero compartiendo anécdotas humorísticas y datos fascinantes sobre Ciudad Perdida Colombia. Al final del primer día, estaba tanto físicamente cansado como mentalmente eufórico, ansioso por lo que traería el día siguiente.



Día 2: La Ascensión y la Cultura El segundo día fue el corazón de la expedición. Me desperté antes del amanecer, sabiendo que los desafíos de hoy pondrían a prueba cada gramo de mi determinación. El camino se hizo más empinado a medida que nos acercábamos a los legendarios escalones de piedra que conducen a las profundidades de las ruinas. Cada paso fue una batalla: mis piernas ardían y el sudor goteaba por mi cara, pero la camaradería entre nuestro grupo mantuvo mi ánimo en alto.



En un momento, mientras luchaba por un ascenso particularmente desafiante, me detuve para recuperar el aliento. En ese momento de agotamiento, miré a mi alrededor y vi a mis compañeros trekkers avanzando, cada uno con su propia determinación silenciosa. Fue un poderoso recordatorio de que en The Lost City Trek, cada lucha se comparte y cada triunfo es colectivo.

Después de la subida, llegamos a un claro donde fuimos recibidos por miembros de una comunidad indígena. Pasé la tarde inmerso en su cultura: escuchando historias tradicionales, probando la cocina local y sintiendo una profunda sensación de conexión con Ciudad Perdida Colombia. Fue uno de esos raros momentos en los que te das cuenta de que el viaje físico está entrelazado con una exploración espiritual más profunda.



Día 3: Despedida de la Jungla El último día llegó con una mezcla agridulce de alivio y melancolía. El viaje de regreso fue un ritmo más lento y reflexivo mientras volvíamos sobre nuestros pasos. Me tomé este tiempo para documentar mis pensamientos en un pequeño cuaderno, tratando de capturar cada detalle de los sonidos de la jungla, la luz cambiante y el eco persistente de las voces antiguas. El tramo final fue tanto una despedida emocional como una celebración de los triunfos del viaje.

Cuando llegamos al comienzo del sendero, me sentí transformado. El trek de 64 km a través de Ciudad Perdida Colombia me había desafiado físicamente, enriquecido culturalmente y me había tocado espiritualmente. Me fui con un nuevo respeto por la tierra, su historia y el espíritu perdurable de las personas que la llaman hogar.


 
 
 

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